Elías Valdés y Tizubín
por: BrendaCarol Morales
¡Tizubín! ¡Tizubín!
Como todo guatemalteco que se precie de haber nacido en un barrio o en una
aldea, ya sea en él área rural o urbana, por una u otra circunstancia ligada a
la convivencia con sus iguales, será rebautizado con un apodo que lo marcará en
forma indeleble y para siempre. Así, el protagonista de esta novela de Elías
Valdés, sin ser un pícaro en toda la
extensión de la palabra, es rebautizado por sus compañeros siendo muy niño y
ese mote lo acompañara en sus desventuras.
En un inicio, su
vida transcurre entre su casa y sus labores agrícolas, tan así que pierde la
oportunidad de que florezca con plenitud su amor con Julia, la joven que le
atrae desde niños. Ella le recrimina «Tizubín solo se enamora de la tierra» y
él no entiende el mensaje de alerta, como muchos hombres. Tarde se decide a
«rescatarla» de los brazos del joven hacendado que se la lleva. Por ella, inicia
su azarosa vida y, de alguna manera, por la acción de él, con el tiempo ella
confirma lo que auguraban las malas lenguas.
Sin apenas darse cuenta, Tizubín se vuelve un asesino que debe huir de su
aldea y andar a salto de mata, tratando de no ser reconocido para escapar.
Como a todo
pícaro literario, en algún momento la vida parece darle una oportunidad cuando
consigue trabajo en la costa y conoce a Vila, la mujer que dará un nuevo
sentido a su vida. Sin la delicadeza de un hombre instruido, consciente pero
impotente de ser más tierno, la hace suya y empieza una nueva vida a su lado.
Sin embargo, cuando ya se sentía en paz, viviendo una vida normal, el mismo
giro: un hombre con mayor fortuna y poder trata de quitarle a su amada. Esta
vez no lo logra el hombre poderoso, pero esta situación tan similar a la que lo
lanzó parece señalar que el destino ya lanzó los dados y finalmente es atrapado
por el pasado. Incapaz de escaparse de su sino, quiere darse por vencido…
Elías Valdés nos
entrega una novela que, por no desarrollarse en la capital, algunos han tildado
de regionalista. La cuna del autor, como la de su personaje es Chiquimula. El
lenguaje coloquial utilizado es propio de oriente y diría que también la
actitud desparpajada de los personajes. Desde mi perspectiva, usa un ámbito que
le resulta familiar para desarrollar la vida un tanto infortunada de un hombre,
al que le tocó en suerte nacer en una comunidad agrícola y que por la misma
suerte, mató a un hombre sin darse cuenta y se vio obligado, él que vivía tan
apegado a la tierra, a ser errante. Sin demasiados artificios, la novela
entretiene, da a conocer la vida desde otra visión —y no quisiera decir
provinciana o rural—, que no corresponde a la capital ni a un mundo utópico, lo
cual le da un valor agregado; sin quererlo, me parece, también trasluce lo que
para Elías Valdés ha de ser una gran tragedia: no poder «cantinear» o enamorar,
con todos los recursos lingüísticos que les son vedados a quienes no poseen
educación; posiblemente, para los miles y miles de analfabetos o casi
analfabetos del país, la capacidad de ternura no encuentra el camino de
expresión. En fin… invito a leer Tizubín
y a conocer a Elías Valdés, un autor que siendo guatemalteco ya entrado en
años, no es leído en el país.
Elías Valdés nació
el 1 de diciembre de 1930 en San José la Arada, Chiquimula. Realizó estudios de
periodismo en la Universidad de San Carlos de Guatemala y Derecho en la
facultad de Occidente. Siendo estudiante publicó estampas en el Diario de
Centroamérica y ganó concursos a nivel estudiantil. Es autor de varios libros,
entre los que destacan Tizubín, Yo fui
rehén del M-19, Agua sucia (comedia),
Viaje a la infancia, Así escribí el libro «Yo fui un rehén del M-19», El pez
murió en silencio, La obsesión de Pilarcita, Los ruidos de la selva; Diez
cuentecillos extraviados, Entre la vida y la muerte, Todo un hombre y La colina
de las torcazas.
Es un placer leer a escritores Nacionales. ¡Me encantó Tizubín! Lastimosamente no es popular, pero nos hace reflexionar sobre nuestro importante papel como educadores para el futuro de Guatemala. Creo que no hay una mejor forma de celebrar este 15 de septiembre sino es cultivando nuestro amor patrio y eso solo lo podemos lograr conociendo nuestro pasado. Gracias al club de lectura "Letras Ejemplares" por empezar por el principio. Att. Glenda Galdámez
ResponderBorrarMuchas gracias por sus palabras Glenda. La verdad es que en Guatemala hay muchos escritores talentosos que son muy poco leídos pero que vale la pena hacerlo. Agradecemos que lea con nosotros y esperamos que siga haciéndolo. Ya en pocos días daremos a conocer nuestro próximo libro a leer. Le adelantamos que será de una autora guatemalteca.
BorrarMuy cierto Glenda, tenemos que amar primero lo nuestro. Gracias por creer en este proyecto y por opinar pues solo de esa manera podemos enriquecer este espacio.
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