lunes, 27 de mayo de 2019

¡Y el que es perico, donde quiera es verde!

Nuestro tercer cuento corresponde al  Premio Nobel de literatura, Miguel Ángel Asturias.

De su colección "Los cuentos del cuyito" les presentamos el siguiente, esperamos lo disfruten.


La palomita verde.

     Doña Palomita, que es muy tortolita, y Don Palomón, que es muy picudón, hicieron su nido en una casita plantada en el patio de un gran caserón.

     Doña Palomita sintió un coliquito y Don Palomón -¡Pon! ¡Pon! ¡Pon! -, le dio tres palmadas en la barriguita.  Y uso un huevito Doña Palomita, redondo, blanquito.
     Doña Palomita calienta el huevito y Don Palomón le alimenta el pico: que un maícito rico, que un migajón y... siempre un besito.

    ¡Calambre! ¡caramba!
    Del huevo redondo salió un pichoncito.  Doña Palomita le echó salivita y don Palomón le dio un aventón para que acabara de salir lueguito.
    Se habló a la madrina -¡cu-ru-cu-cu-cu!- para bautizarlo; y se habló al padrino -¡co-ro-co-co! para bautizarlo.  Y vino el bautizo seguido de fiesta, visitas al vuelo, participaciones, y creció el infante, hasta que su padre, el don Palomón, lo sacó a las ramas de un arbolito.

    -¡Éste es un huevito! - gritó Palomín-. ¡Ya no soy pichón, se lo llevo a mamá, quiero un hermanito!
   Y Don Palomón, le dijo muy serio:
   -¡Eso es un limón, y no me hago cargo de un muchachín de cáscara amarga!
   Lloró Palomín, como si se fuera a ir a la escuela.  Vino su Padrino -¡co-ro-co-co-co!- a ver que pasaba, y oyó su deseo: cortar el limón; y la Madrinita -¡cu-ru-cu-cu-cu!-, oyó su deseo: cortar el limón.

    Doña Palomita que andaba en la iglesia, oía la misa desde el campanario, llegó muy a tiempo, porque los padrinos y don Palomón iban a dar al chiquito su bueno lección.

    Doña Palomita sacudió las alas húmedas de brisa y muy menudita se buso a buscar si en el ala blanca de Don Palomón había un piojito o una pulguita mientras le decía:
   -¡Don, don, don... qué le pasó al lloroncito!
   -¡Es un remalcriado, ya no me hace caso! Le habló su madrina, le habló su padrino y no hace caso... ¡Quiere un hermanito de ese limón!
   ¡Dios guarde, chiquito, de ese limón no nace hermanito!
   La escuela... la vida... Palomín Geranio, tal el apellido de sus familiares, apellido extraño.  Los otros amigos eran Benavides, Montejo, García...

   El joven palomo, la calor de plomo, los ojos celestes, las paticas rojas con plumas en forma de escamas o botas, era un caballero que usaba corbata, bastón y sombrero.
    Con las alas rotas de cruzar distancias, llegó hasta su casa.
    Su madre le dijo:
-¿Qué pasa...? ¿Qué pasa...? Tu padre ha salido...
-¡Ay, madre - le dijo -, hoy encontré un nido con un pichoncito color ambarino, un palomín verde hijo de un limón! 
   Doña Palomita se quedó chiquita ante el notición y en eso el ¡pon! ¡pon!de Don Palomón, volvía del prado un poco cansado.  Se caló las gafas para oir atento, más mirando-viendo que oyendo entendió mejor lo que le decía con gran alegría Palomín Geranio.
    - ¡Don, don, don... -dijo la mamita- nació de un limón!
    - ¡Color verdecito! -gritó Palomín.
    - ¡Pues no es caso extraño! - repuso el papá.
    - ¡Anda por allá! -cortó la mamá.
    -¡Porque es periquito...!
    - ¡Por poco me muerde! - terció Palomín.
    - Y por eso dije que yo no quería ningún muchachito de cáscara verde!.
    -  ¡Y el que es perico, terminó el papá - donde quiera es verde!

Miguel Ángel Asturias



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